domingo, 21 de junio de 2015

Capítulo 2

1º Clase del día: Matemáticas. Joder, ¿a quien se le ocurre poner un Viernes a primera semejante asignatura? Jake avanzaba rápidamente por los pasillos cuando de pronto algo le hizo detenerse. Delante suyo, mirando por la gran ventana del pasillo y con actitud de encontrarse en un mundo aparte, se encontraba Emily. Aunque no se si es correcto nombrarla de esa manera ya que desde que la encontraron una noche andando sola por la autopista debajo de la lluvia, no ha dicho ni una palabra. Pero claro, la chica llevaba una pulsera con ese nombre y decidieron llamarla así. A Jake aquello le sonaba patético, ¿quien llevaría una pulsera con su propio nombre?
-B-buenos días.
La chica ni se giró para mirarle, seguía inversa en lo que fuera que estuviera pensando. ¿Por qué no dejaría de observar a través de la ventana? Si no había nada fuera.
-V-va a comenzar la clase...y bueno, creo que deberíamos...es decir, puedo acompañarte...si quieres.-Estaba nervioso. MUY nervioso. Había algo en aquella chica que le perturbaba, esa actitud distante y fría, la piel y el cabello blanco puro, sus ojos parecía cristales, de una tonalidad morada. Nunca había visto nada parecido, ni tampoco nunca se había interesado por cualquier otra persona, pero esa chica era diferente. El problema era que se ponía demasiado nervioso y todo lo que soltaba sonaba estúpido.
-Vamos a llegar tarde como no nos demos prisa.
Fue acercando lentamente su mano a la de ella, pero justo cuando sus manos estaban a punto de rozarse, sin decir ni una sola palabra, Emily se dio la vuelta y fue en dirección a su clase.
Existen minutos que parecen segundos, pero también segundos que parecen minutos, en cambio para Jake, aquél instante lo sintió como horas enteras.
Acababa de empezar la clase cuando entró, después de una pequeña bronca por tardar ¡3 MINUTOS! en llegar, se sentó y siguió pensando en ese momento. Ese instante en el que el mundo entero se detuvo. Pero, por primera vez, algo que dijo el profesor lo sacó de su ensoñación.
-Bueno, antes de seguir con nuestras queridas ecuaciones, he de presentaros a un alumno nuevo.
La puerta se abrió y apareció un chico sonriendo, cabello castaño y unos ojos de un verde intento. El chico, que al parecer se llamaba Nicolas, se sentó en el único sitio que quedaba libre, al lado de Jake.
Genial, otro día frío y lluvioso donde Emily seguía actuando como si nadie de su alrededor existiera de verdad, y un integrante más en esta cárcel de locos.